En el corazón de Ex Hacienda El Pitillal, Jalisco, se alza majestuosa la iglesia de San Miguel Arcángel, un símbolo de fe arraigado en la historia y la identidad de los fieles del Pitillal y de Puerto Vallarta en su conjunto. Cada año, el 29 de septiembre, las tradicionales fiestas patronales llenan de fervor y alegría los alrededores de este templo, celebrando la devoción hacia su santo patrón.

Lo que hace a esta iglesia tan especial no es solo su función como lugar de culto, sino también su profundo significado como un punto de encuentro para la comunidad. Desde su construcción, llevada a cabo con las manos y el cariño de los vallartenses, ha sido un símbolo de pertenencia y arraigo para quienes habitan estas tierras.

Cuenta la leyenda que las rocas utilizadas en su edificación fueron extraídas del cercano río Pitillal, un acto que simboliza la conexión de la iglesia con la tierra y con las personas que la construyeron. Cada piedra colocada con esmero y dedicación refleja el espíritu comunitario que impregnó su creación.

En el interior de este sagrado recinto, se encuentra una obra maestra de devoción: un imponente Cristo tallado en madera de cedro rojo. Esta figura, que ha observado durante más de 25 años desde las alturas, da la bienvenida con sus brazos abiertos a todos aquellos que visitan sus dominios, irradiando paz y serenidad a quienes buscan consuelo y esperanza.

La iglesia de San Miguel Arcángel no solo es un lugar de culto, sino también un testimonio vivo del vínculo profundo entre la fe y la comunidad. A lo largo de los años, ha sido testigo de momentos de alegría y tristeza, de celebraciones y de pesares, siempre ofreciendo un refugio espiritual para aquellos que lo necesitan.

Así, cada vez que las campanas repican anunciando las festividades en honor a San Miguel Arcángel, se renueva el compromiso de la comunidad con su fe y con su historia. La iglesia de Ex Hacienda El Pitillal sigue siendo un faro de esperanza y un símbolo de unidad para todos aquellos que la llaman su hogar.